HUMEDALES DE CHILOÉ
El archipiélago de Chiloé posee una superficie total de 9.181,5 km2 y se encuentra ubicado en la Ecorregión Marina Chiloense. Una de las principales características de este territorio es la presencia de humedales continentales y costeros, que se caracterizan por generar extensas zonas que poseen una elevada productividad de biodiversidad, permitiendo una alta concentración de aves y otras especies animales y vegetales.
Amenazas de los Humedales de Chiloé
Siendo ecosistemas muy frágiles, los humedales están sujetos a innumerables amenazas, provocadas principalmente por la actividad humana.
Estas amenazas van desde la ausencia de un marco institucional y normativo que regule el uso de estos espacios y sancione las malas prácticas, hasta el desarrollo de actividades económicas mal planificadas, o incluso negligentes.
En Chile, la degradación de los humedales es el resultado de una responsabilidad compartida entre los usuarios y las instituciones encargadas de su gestión. Al no recibir la atención necesaria por parte de la sociedad, sus servicios ecosistémicos no son valorados. En ese contexto, los intereses económicos presentes en los territorios terminan por degradar la calidad de los humedales, reduciendo la capacidad de cumplir con sus funciones. A la fecha, la institucionalidad pública no garantiza las condiciones idóneas para la conservación de estos ecosistemas, ya que existen escasas figuras legales adecuadas para la protección de estos ecosistemas.
En Chiloé, los humedales reciben muchas presiones antrópicas. Una de las principales causas de su degradación es el desarrollo de la mega industria acuícola, tanto salmonicultora como mitilicultora (producción de choritos). Estos ecosistemas están expuestos al constante relleno, drenaje y contaminación de sus cauces por el desarrollo inmobiliario e industrial sin regulación, llegando a convertirse muchas veces en basurales informales.
Falta de regulaciones, fiscalizaciones y normativas específicas.
Ausencia de ordenamiento territorial y estrategias de desarrollo acorde a las características y capacidad de carga de los territorios.
Proyectos de inversión, desarrollo urbanístico y construcción de obras civiles mal planificados y sin real conocimiento del impacto ambiental.
Tránsito vehicular industrial y recreativo (motociclistas y otros deportes).
Contaminación ambiental, visual-paisajística, lumínica, auditiva y de residuos químicos y orgánicos derivados de la agricultura, ganadería, mitilicultura, salmonicultura y afluentes urbanos.
Actividad turística masiva, no controlada y sin buenas prácticas ambientales incorporadas.
Acumulación de residuos orgánicos que causa la proliferación de ciertas algas (eutrofización).
Relleno de terrenos y extracción de materiales.
Tenencia irresponsable de mascotas.
Falta de educación, sensibilización y concientización sobre temáticas ambientales en la ciudadanía.
Falta de asociatividad, compromiso y cuidado por parte de la ciudadanía en la protección del territorio local.