HUMEDALES COSTEROS DE CHILOÉ

En Chiloé destacan las marismas y planicies intermareales, ambientes costeros influenciados por el ingreso de agua dulce.

Las Marismas y Superficies Intermareales

Entre los sistemas marinos litorales de mayor trascendencia ecológica resaltan las marismas y planicies intermareales. Estas corresponden a las zonas del litoral que se ubican entre los niveles de las máximas y mínimas mareas. En ellas predominan las planicies fango arenosas que, dada la gran amplitud de marea (6 metros aprox.) y la extensión longitudinal de su superficie, contienen una enorme diversidad de recursos. Estos tipos de ecosistemas abundan a lo largo de la costa interior de Chiloé y nos entregan de manera directa o indirecta, muchos servicios ecosistémicos.

Los intermareales son particularmente relevantes por su biodiversidad y su legado cultural. Estos humedales de borde costero presentan un suave desnivel derivado de un alto aporte de sedimentos continentales, lo que deja extensas áreas expuestas periódicamente al sol y la atmósfera, generando una alta producción y una compleja estructura biológica. Esto da origen a un sustrato único para el asentamiento de diversas especies vegetales y animales, además de comunidades humanas que han desarrollado una cultura de bordemar singular.

Estos ambientes están influenciados por el ingreso de cursos de agua dulce que aportan nutrientes y sedimentos. Debido a los movimientos intermareales permanentes, las planicies intermareales actúan como filtros de contaminantes. A diferencia de lo que se puede observar en la zona expuesta de Chiloé hacia el Océano Pacífico, donde las arenas y fangos son eliminados o transportados hacia otras zonas de la costa, dejando amplias playas pedregosas; estos ambientes costeros protegidos (en los que no llegan las olas con fuerza), la arena y lodo se acumulan, quedando descubiertos durante la marea baja.

En consecuencia, estos humedales destacan por la disponibilidad de áreas de alimentación, descanso y reproducción para las aves, además de la presencia de moluscos, gusanos de distintos grupos (ej. poliquetos, oligoquetos, plathelmintes, etc.), crustáceos e incluso peces planos.

Las diversas especies vegetales exclusivas de estos hábitats, que crecen y se desarrollan gracias a la amplia presencia de marismas, están ambientadas a condiciones de alta salinidad y son sumamente sensibles a los cambios ambientales. La presencia de esta vegetación resulta esencial, ya que asegura zonas de descanso y nidificación de especies como el cisne de cuello negro.

Los humedales marinos de borde costero y los estuarios del archipiélago de Chiloé, han constituido por miles de años el ecosistema base para el desarrollo y sustentación de la cultura de bordemar propia de los chonos y los williche, que derivaron posteriormente en la cultura chilota ampliamente reconocida como una identidad cultural única en el mundo.

Biodiversidad de los humedales costeros de Chiloé

La provincia de Chiloé se destaca por su gran valor biológico, dada la abundancia de especies de aves, peces y mamíferos marinos. En la ecorregión chiloense se registra un total de 31 especies mamíferas, de aproximadamente 51 existentes en el país, convirtiéndose en un área de gran importancia en términos de biodiversidad de mamíferos marinos en Chile. Entre ellos, se encuentran la ballena azul, el delfín chileno, el delfín austral y el chungungo.

Además, en esta región se encuentran corales de aguas frías, una de las zonas con mayor riqueza de algas Rhodophyta, la colonia de fardela más grande de la costa sudamericana (registrada en Isla Guafo) las mayores colonias de descanso y alimentación de zarapitos de pico recto registradas en la costa chilena y una importante riqueza de otras especies de aves playeras, migratorias y residentes, siendo estas consideradas objetos de conservación relevantes a nivel regional.

En las planicies intermareales se pueden distinguir tres diferentes formaciones vegetales: matorrales, praderas y marismas. Estas, a su vez agrupan a cinco asociaciones vegetacionales: Matorral de Quila (Fuchsio-Chusqueetum quilae), Pradera Húmeda de Junquillo (Juncetun procerii), Marisma de Junco Marino (Loto-Juncetum balticii), Marisma de Totora azul (Scirpo-Cotuletum coronopi-foliae) y Marisma de Seliera (Puccinellio-Sellerietum radicantae).

Durante los movimientos mareales queda al descubierto la gran planicie intermareal que contiene un sustrato areno fangoso. En estos espejos de agua con sustratos finos, habitan invertebrados bentónicos como poliquetos, oligoquetos, larvas de bivalvos y pequeños cangrejos. Las planicies son extremadamente productivas, con poblaciones de miles de individuos por metro cuadrado. Si bien estas zonas soportan una alta densidad de individuos, presentan una baja diversidad de invertebrados bentónicos. Cada uno de ellos se distribuye en profundidades y relieves distintos, por lo que cada especie de ave captura sus presas de manera especializada, con sus patas y picos especialmente adaptados para estos terrenos.

En el archipiélago de Chiloé se han registrado alrededor de 136 especies de aves, de las cuales 19 corresponden a aves costeras migratorias. De especial importancia para la conservación son los zarapitos, aves que realizan un viaje de aproximadamente 16.000 km desde los sitios de nidificación en Alaska, hasta los sitios de descanso y alimentación en los humedales costeros de Chiloé y Maullín, por periodos de 6 a 7 meses en el año.

Aves costeras de Chiloé

Fuente: Plan de Conservación de Aves Playeras Migratorias de Chiloé

En Chiloé existe un sistema de humedales costeros que se encuentran interconectados entre ellos y que son visitados por aves playeras migratorias por periodos de 6 a 7 meses en el año. Las bahías y playas en la provincia de Chiloé son críticos por sostener grandes números de zarapitos del género Numenius y Limosa de la costa pacífica, en la estación no reproductiva.

Las poblaciones de Limosa presentes en Chiloé, representan más del 30% de la población global de esta especie. Por otra parte, 16 bahías podrían calificar para designación Ramsar como humedales de importancia internacional (Andres et al., 2009) y 2 áreas como “Sitios de importancia hemisférica” de la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras (RHRAP), por albergar al menos 500.000 aves playeras al año, o 30% de la población biogeográfica de una especie (Diego Luna com. pers.).

El sistema de bahías que se encuentran en la porción este, en la sección central de Chiloé, recibe cada año a más del 52% de la población de la costa pacífica de Limosa. Estas aves se mueven dentro de las bahías y planicies intermareales presentes en este ambiente, presumiblemente como resultado de disturbios o condiciones climáticas.

Dentro de las numerosas bahías presentes, destacan cinco sitios, que de acuerdo a estudios previos y consenso de científicos nacionales e internacionales, revisten una prioridad de conservación: Caulín, Putemún, Pullao, Chullec y Huildad-Yaldad. Estos cinco sitios mantienen las mayores abundancias poblacionales de zarapitos registradas en Chiloé.

Amenazas

Las principales causas de degradación de los humedales costeros son el desarrollo urbanístico, que genera presión sobre el borde costero y los humedales cercanos a las ciudades; la contaminación proveniente de desagües de aguas servidas; y el impacto de la industria acuícola, tanto salmonicultora como mitilicultora.

  • Contaminación por aguas grises (usadas), derrames de aceite o petróleo.
  • Construcción de muelles, rampas y caminos en el (o cerca del) borde mar.
  • Contaminación residual en el borde costero por restos de plataformas de acuicultura, naufragios y faenas de carenado (mantenimiento del casco de embarcaciones), boyas de plumavit y otros desechos industriales o domiciliarios.
  • Presencia de perros vagos.
  • Humedales costeros ubicados en playas o terrenos de playa son administrados por la Armada de Chile, que no presta el necesario cuidado debido a que sus funciones están centradas en la defensa nacional y la seguridad.
  • Inexistencia de Instrumentos de Planificación Territorial (IPT) para las zonas rurales que colindan con el borde costero. Zonificación del borde costero no vinculante. Inexistencia del concepto de “zona costera” en la normativa.